Causas del aumento de pieles grasas y sensibles

La importancia de conocer nuestro tipo de piel
Identificar nuestro tipo de piel y contar con un diagnóstico profesional es fundamental para determinar los cuidados específicos que necesita. Más allá de seguir una rutina, es esencial apoyarse en expertos que comprendan las condiciones actuales del sector, lo que nos permitirá mostrar la mejor versión de nuestra piel, adaptando nuestros cuidados a sus necesidades particulares. Es crucial entender que nuestra piel cambia con el tiempo, y lo que antes funcionaba puede no ser adecuado ahora.
En los últimos años, especialmente debido a la COVID-19 y el uso frecuente de mascarillas, hemos observado una transformación en las características cutáneas, aumentando la prevalencia de pieles grasas y sensibles. ¿Cuáles son las razones detrás de este fenómeno? La doctora Elena Manubens, dermatóloga del GEDET de la AEDV y fundadora de la Clínica Dermathos en Mallorca, junto con la farmacéutica Leonor Prieto – Cabezas, directora científica de L'Oréal Dermatological Beauty, analizan los factores involucrados.
Características distintivas de las pieles sensibles
Las pieles sensibles pueden ser grasas, secas o mixtas. Según la doctora Manubens, estas son «pieles que reaccionan con una inflamación exagerada ante estímulos mínimos», como cambios bruscos de temperatura o contacto con ciertas sustancias. Esto puede manifestarse como rojez, picor o ardor e incluso provocar descamación si se prolonga.
Leonor Prieto – Cabeza señala que estas pieles son «difíciles de definir» debido a una disminución en su umbral de sensibilidad. Esto está relacionado con alteraciones en la barrera cutánea; dado que «la piel es un órgano sensitivo», algunas terminaciones nerviosas pueden estar alteradas, causando inflamación neurogénica responsable de su reactividad.
Pieles grasas: más allá del estereotipo
A menudo se asocia la sensibilidad únicamente a las pieles secas; sin embargo, también puede presentarse en pieles grasas. La doctora Manubens aclara que «una piel sensible no siempre es seca»; puede deberse tanto a falta de hidratación como a problemas relacionados con el exceso sebáceo. Las pieles grasas se caracterizan por una producción excesiva de sebo, lo cual genera un brillo aceitoso durante el día.
A medida que esta grasa interfiere con el equilibrio del estrato córneo —la capa más externa— pueden aparecer irregularidades como poros dilatados y granitos. Si además esta piel presenta sensibilidad, tendrá tanto características grasosas como síntomas incómodos asociados a la reactividad.
Aumento notable en casos recientes
Recientemente ha aumentado el número de personas con piel grasa y sensible. La directora científica menciona que «la sensibilidad es multifactorial», influenciada por factores internos y externos. En España, hasta un 70% de mujeres reportan tener esta condición; entre los hombres también hay un 30-40% que lo reconoce.
El uso prolongado de mascarillas durante la pandemia contribuyó a hacer más reactiva la piel debido al ambiente cerrado y cálido creado por ellas. Esto provocó alteraciones en la barrera cutánea y cambios en el microbioma cutáneo.
Cuidado adecuado para estas condiciones
La dermatóloga Manubens enfatiza que no existe un único ingrediente perfecto para tratar estas condiciones; cada tratamiento debe adaptarse según cómo evolucione cada caso. Un paso esencial es mantener una limpieza adecuada para eliminar el exceso oleoso sin irritar demasiado la dermis al inicio del tratamiento.
Añade también que exfoliar es crucial para equilibrar tanto el exceso sebáceo como las células muertas acumuladas. Esta exfoliación puede realizarse mediante métodos físicos o químicos según sea necesario.
Sustancias recomendadas y precauciones necesarias
Dentro del cuidado diario se deben incluir activos como ceramidas para restaurar la función barrera, así como ingredientes hidratantes como glicerina o ácido hialurónico. También son útiles reguladores del sebo como sales de zinc o ácido salicílico en concentraciones adecuadas para evitar brillos e imperfecciones.
No obstante, hay ingredientes a evitar inicialmente: vitaminas A y C en altas concentraciones o exfoliantes agresivos pueden resultar contraproducentes para estas pieles reactivas. Se recomienda comenzar con productos básicos (limpieza e hidratación) antes de introducir otros tratamientos específicos conforme mejore su tolerancia.
La sensibilidad no siempre es permanente;, tras reducirla podemos ir incorporando nuevos productos según lo requiera nuestra dermis.
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